
Hoy celebramos el Tercer Domingo del Tiempo de la Creación. En esta temporada de la Creación, somos llamados a reconocer la emergencia climática global en la que vivimos. El planeta se está calentando peligrosamente debido a nuestro uso de combustibles fósiles y nuestros sistemas de producción y consumo. La forma en que funcionan nuestras economías y los valores a los que sirven están agotando y desperdiciando los recursos de la Tierra, creando grandes desigualdades, sufrimiento e injusticia, y excediendo la capacidad regenerativa de la Tierra. La tierra clama, los pobres claman, la existencia y el bienestar de las generaciones futuras se ve amenazada. En la primera lectura de hoy, el profeta Isaías nos dice que Dios está cerca de todos los que lo invocan. Estamos invitados a entrar en reverencia contemplativa en medio de la creación ante la grandeza de Dios, fuente de la Tierra y de todo el universo. El amor por la creación de Dios en toda su belleza, complejidad y generosidad puede despertar el amor en nuestros corazones y guiarnos en el cuidado de la creación, tal como necesita ser cuidada.
El llamado urgente de Isaías a buscar al Señor mientras que está cerca y se puede encontrar resuena profundamente con las advertencias de los expertos en clima para estos tiempos: que “solo con transiciones rápidas y de gran alcance en la economía mundial a una escala y a un ritmo sin precedentes históricos” puede la humanidad evitar los puntos de inflexión que traerán una gran devastación a la vida alrededor de la Tierra.
El Evangelio de hoy es la parábola del propietario y los trabajadores. Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Esta parábola, en la que el propietario del viñedo da a todos el salario de un día completo, independientemente del tiempo que hayan trabajado, a menudo suscita quejas sobre la justicia.
Pero los que trabajaron más tiempo, todo el día, recibieron lo que habían acordado que era un salario justo. El salario de los trabajadores es a menudo todo lo que su familia tiene para sobrevivir durante un día determinado; y así la generosidad del dueño del viñedo sirvió para satisfacer las necesidades básicas diarias de la gente.
Esta parábola nos muestra un sistema de compensación basado en el valor acordado de cierto trabajo y cuidado para satisfacer las necesidades básicas de todos los trabajadores. No se basa en una acumulación comparativa, competitiva e ilimitada.
Los caminos de Dios nos desafían. Una creencia central de la Tradición Social Católica confiesa que la Tierra es de Dios y todo lo que hay en ella. La creación es un regalo de Dios para todas las personas y criaturas vivientes, un regalo para satisfacer las necesidades de todos para sobrevivir, crecer y prosperar.
Acumular y aferrarse a más y más de las necesidades mientras otros viven en la pobreza desesperada es un pecado grave contra la creación y el Creador. Es la situación actual de la vida humana en la Tierra: un grave patrón de injusticia que socava la paz y la supervivencia en todo el planeta.
Recordemos que el tema de esta temporada es “Jubileo”. La visión bíblica del Jubileo fue elegida como tema para la celebración de la Temporada de la Creación de este año porque, en palabras del comité directivo ecuménico internacional, “el Jubileo es un momento para renunciar al consumo excesivo y a los sistemas económicos basados en el crecimiento económico constante a costa de la Tierra y de los pobres.”
“El jubileo es un tiempo de descanso para la tierra de la explotación constante, para restaurar los ecosistemas y las personas.”
“El tema del Jubileo afirma la necesidad de igualdad, justicia y sostenibilidad, y una transición de economías sostenibles”.
Paz y Bien. (tomado del panfleto Tiempo de la Creación 2020) Para recursos y información visiten a: https://www.sdcatholic.org/es/oficina-de/vida-familiar-y-espiritualidad/el-cuidado-de-la-creacion-para-familias/