San Francisco de Asís usó “Dejar ir” como una forma de acercarse a Dios. Dejó a su familia, sus posesiones, su sueño de ser un caballero y su miedo a los leprosos. No fue hasta que Francisco dejó de lado estas cosas que fue capaz de entregar su vida por completo a Dios. San Francisco dice: “Por consiguiente, nada de ustedes tengan para ustedes mismos, para que el que se entrega totalmente a ustedes, los reciba totalmente”.
Puede ser muy difícil dejar ir, ya sean posesiones, ira, negatividad, sufrimiento o incluso a alguien que amas. De acuerdo con el Padre Richard Rohr en su libro, “El Arte de Dejar Ir”, dejar ir “no es perder; es ascender a un sentido más profundo y amplio del yo.” Él va más allá al decir que “la práctica de dejar ir no se logra mediante la voluntad o el intelecto. En algún nivel, siempre se sentirá como perder o morir, pero uno solo puede aprender eso después del hecho. Cada vez que lo dejamos ir, nos encontramos en una alegría más profunda y mayor.” Dios siempre estará allí para levantarnos cuando estemos deprimidos, si estamos dispuestos a abrirnos a él.
Podemos ver eso con San Francisco. Una vez que “dejo ir”, sintió abundante alegría en todo lo que lo rodeaba — árboles, flores, animales, personas y, finalmente en Dios. Incluso el Papa Francisco dijo en su homilía el 11 de diciembre: “Los Cristianos deben ser fuertes y dejar a un lado toda la amargura y la negatividad que les impide experimentar el consuelo y la alegría de Dios.”
¿Qué puedes dejar para ser más vulnerable y abierto a Dios?
El Consejo Pastoral te está enviando, intencionalmente, un breve artículo sobre la Espiritualidad Franciscana escrito por uno de los miembros del Consejo. Te pedimos que por favor leas y hables de este artículo en cualquiera de las reuniones que tengas en ese mes, o que lo compartas por correo electrónico con tu ministerio y les pidas que lo lean.