De Nuestro Vicario
¿Cómo Puede Ser Esto? Eso es lo que oímos a María decir al Ángel Gabriel al escuchar que ella dará a luz a un hijo que le llamarán Hijo del Altísimo, que tomará el trono de David, gobernará la casa de Jacob y cuyo reino tendrá no fin.
¿Cuántas veces decimos estas palabras en nuestra propia vida: “¿Cómo puede ser esto?”
¿Cómo puede amarme mi esposo o mi esposa? No soy lo suficientemente bueno.
¿Cómo pueden amarme mis hijos? No los traté bien.
¿Cómo pueden perdonarme mis padres? Yo les desobedecí.
¿Cómo puedo agradarle a la gente? Soy feo, tengo adicciones, tengo depresiones.
¿Cómo puedo tener éxito en la vida? No soy lo suficientemente inteligente, no tengo suficiente dinero.
Y lo peor que podemos decir: ¿Cómo puede Dios amarme? He cometido pecados graves.
Probablemente sea lo que también pensaba Juan Diego aquella agitada mañana de 1531 cuando se encontró con La Virgen, quien le pidió que le dijera al Obispo Juan Zumárraga que construyera una capilla en su honor. ¿Cómo puede ser esto, que un campesino indígena sea elegido para ser mensajero de la Madre de Dios? En ese momento, los españoles dominaban el territorio mexicano y el gobierno, el comercio y la religión estaban dominados por españoles. El mismo Juan Diego había sido bautizado solo unos años antes. ¿Por qué Nuestra Señora no eligió a otra persona más digna?
Creo que es porque ella misma había pasado por lo mismo. 1500 años antes de eso, ella también no era nadie. Ella era una humilde campesina que fue elegida por Dios para dar a luz a Cristo. ¿Cómo puede ser esto? Ni siquiera había tenido relación con un hombre.
Sin embargo, el ángel le aseguró: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Dios la eligió a ella, una mujer sencilla, para una gran misión. A su vez, eligió a Juan Diego para otra gran misión: darla a conocer a todos los indígenas de América Latina, y decirles que no son ciudadanos de segunda clase para los españoles, que todos tienen una dignidad inherente como sus hijos y bajo su protección. Por lo tanto, siempre que tengamos dudas, y la próxima vez que preguntemos: “¿Cómo puede ser esto?”, Espero que recordemos las maravillas que ha hecho por nosotros. Dios ha enviado al Espíritu Santo para darnos poder. No hay necesidad de sentirse inseguro, de no ser lo suficientemente bueno. Cada uno de nosotros es precioso a los ojos de Dios y se le ha encomendado una gran misión única en este mundo. ¿Cómo puede ser esto? ¿Como puedo ser yo? Porque con Dios nada es imposible.
¡Feliz Fiesta de la Virgen de Guadalupe!
Fr. Sam Nasada, OFM
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