De Nuestro Párroco Asociado

¿Que actitud y posición tomamos cuando le pedimos a Jesús que nos sane y limpie de cualquier enfermedad? ¿Tomamos una actitud sencilla, humilde, plena y confiando siempre en Jesús? ¿Tenemos la paciencia para esperar a que Jesús obre el milagro en nosotros según sus tiempos y no los nuestros? Tomemos como referencia el ejemplo y actitud del leproso, del cual nos habla este domingo, Sexto Domingo del Tiempo Ordinario. “ Se le acerco un leproso y le suplico de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme. Jesús, compadecido, extendió la mano, lo toco y le dijo: Quiero, queda limpio. Al instante le desapareció la lepra y quedo limpio” (San Marcos 1: 40-42). La actitud del leproso es muy sencilla, humilde y ejemplar. El no vacilo ni titubeó para arrodillarse ante Jesús con plena confianza y suplicarle un milagro. Jesús se conmovió y compadeció del leproso, y al instante lo sano y limpio completamente de su lepra.

Muchos Católicos se acercan a Jesús para rogarle y pedirle un milagro. Lastimosa y tristemente lo hacen con mucha tibieza, arrogancia y con muchas dudas en su corazón. Quieren que Jesús los sane inmediatamente y si no sucede el milagro al instante, terminan por abandonar a Jesús; y se van en busca de otros dioses mortales y usureros y dinerarios. ¡Que lástima! Que pobre y mezquina es su fe en Jesús. Por otro lado, otros le piden milagros, pero con intereses y condiciones; como si Jesús fuera un titere y complaciente de caprichos. Esa es una fe infantil e inmadura. Este tipo de Católicos tradicionales, manipuladores y amenazadores suelen decir, “Si me haces el milagro, Jesús, te prometo que voy a ir a Misa todos los días, confesarme cada mes, rezar el santo rosario todos los días, hacerte una visita y una manda”. ¿Y que pasa si Jesús no cumple ni realiza sus caprichos? Seguramente abandonan a Jesús, la iglesia, su fe y su supuesta oración, y relación con Jesús. Para ese tipo de Católicos, Jesús les da la repuesta, en la hermosa y bella oración del Padrenuestro, “HAGASE TU VOLUNTADAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.”

Quizás nosotros, no tenemos lepra como el leproso que aparece en el Evangelio de este Domingo, pero seguramente si somos honestos, sinceros, transparentes, y francos, sí tenemos otro tipo de lepra. Por ejemplo, la lepra de la envidia, egotismo, criticas, calumnias, chismes, juicios temerarios, rencores, enojos, insensibles, inhumanos, indiferencias con las personas que me rodean, soberbia, orgullo, arrogancia, prepotencia, fanfarrones, etc., etc. Al venir a la Santa Eucaristia este fin de semana, pidámosle de corazón a Dios que nos limpie, sane y libere de toda esta lepra que venimos cargando y arrastrando toda la vida, y que nunca tenemos la valentia de confesar estos pecados ante el Sacerdote, ministro de Dios. Que Dios tenga compasión, bondad, Caridad y Misericordia de nosotros. ¡Amen!

Con Caridad y servicio,

Padre Alberto Villafan, ofm.

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