No, no me refiero al súper popular programa de televisión que sigue los procesos de investigación y persecución de un crimen. El concepto de ley y orden simplemente significa que para que una sociedad sea ordenada y tenga la oportunidad de florecer, todos sus miembros deben respetar y ser obedientes a un conjunto de reglas llamadas ley. No hacerlo significaría la ruptura de la sociedad, un desorden en su sentido más auténtico.
Cuando se formó una nueva nación después de escapar de la esclavitud en Egipto y viajar durante cuarenta días en el desierto, Israel necesitaba una ley para regular a su gente y la vida en la nueva tierra. En la primera lectura de hoy, Moisés les recuerda que esta ley vino de Dios y es más justa que las leyes de todas las demás naciones.
Avance rápido unos cientos de años hasta la época de Jesús, la llamada Ley de Moisés o Torá todavía era considerada sagrada por el pueblo judío. Al mismo tiempo, el progreso del tiempo creó reglas y costumbres adicionales. Oímos hablar de uno de ellos en el Evangelio de hoy: el lavado de manos antes de comer como ritual de purificación.
Al criticar a Jesús y sus discípulos, los fariseos y los escribas caen en un legalismo que conduce a una moralización improductiva. No ven el verdadero propósito de la ley.
El Catecismo nos enseña que: “La ley moral encuentra su plenitud y su unidad en Cristo. Jesucristo es en persona el camino de la perfección. Él es el fin de la ley, porque solo él enseña y otorga la justicia de Dios: “Porque el fin de la ley es Cristo, para que todo el que tiene fe sea justificado”. (párrafo 1953)
La vida moral Cristiana comienza con una relación amorosa con Dios, un pacto de amor hecho posible por el sacrificio de Cristo. Esto debería decirnos que ya no podemos seguir la ley de la Iglesia simplemente por temor a la condenación eterna. En cambio, como Cristianos, actuamos según la Ley del Evangelio por el amor infundido por el Espíritu Santo, impulsado en primer lugar por un encuentro con un Dios amoroso y misericordioso en Cristo.
Abre tus sentidos y tu corazón a las diversas formas en que Cristo podría tener un encuentro en tu vida esta semana. A partir de ese encuentro, la ley y el orden seguirán su ejemplo.
Paz y todo bien, Padre Sam
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