Reflexión Pastoral 02-04-23

BIENVENIDOS AL MAYOR MOMENTO DE NUESTRAS VIDAS

DOMINGO DE RAMOS
Al comenzar la Semana Santa con el Domingo de Ramos, vemos un cambio dramático en el tono: damos un giro de la entrada triunfal en Jerusalén hacia la Cruz. La Semana Santa es sobre la Pasión, muerte y Resurrección de Cristo; y eso significa que la Semana Santa se trata del profundo amor de Dios por la humanidad. No somos extraños, sino “familia” de Dios: ¡fue por nosotros – nosotros! – que Cristo se sometió a la Cruz. Las paradojas y los contrastes de hoy – celebración y dolor, vida y muerte, pérdida y ganancia – presagian los grandes misterios que el Sagrado Triduo Pascual recuerda, celebra y evoca.

(En Inglés)

LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES DE SEMANA SANTA
Durante estos días de Semana Santa, la Iglesia sigue celebrando la salvación “realizada por Cristo en los últimos días de su vida en la tierra”. Las lecturas del Evangelio de estos días continúan centrándose en la Pasión de Cristo. Sentimos el amontonamiento de las fuerzas de las tinieblas alrededor de Cristo durante sus últimos días en la tierra. Estas lecturas del Evangelio se combinan con tres grandes oráculos del Siervo Sufriente de Isaías.

JUEVES DE LA CENA DEL SEÑOR (JUEVES SANTO)
En la tarde del Jueves Santo, la Cuaresma llega a su fin y la Iglesia entra en el Sagrado Triduo Pascual con la Misa de la Cena del Señor. Esta tarde se presentan los santos óleos (Oleo de los Enfermos, de los Catecúmenos y el Sagrado Crisma) para el año que han sido bendecidos por el obispo. En esta Misa, vuelve el Gloria después de que no lo hemos cantado durante las seis largas semanas de Cuaresma. La primera lectura del Éxodo recuerda la institución de la cena Pascual. En la víspera de la liberación de la esclavitud, Dios le pide al pueblo que sacrifique un cordero y comparta una comida ritual con la comunidad, la familia y los vecinos. Las primeras palabras del Evangelio – “Antes de la fiesta de la Pascua” – nos sitúan en el contexto de la fiesta judía. La nueva Pascua es la Pasión de Cristo, su camino de la muerte a la vida. Después de la homilía, toma lugar la acción ritual del Lavatorio de los Pies (a menudo denominado “Mandatum”, del latín mandatum novum, “nuevo mandamiento”). Esto nos recuerda que la Eucaristía es un llamado al servicio de los demás, y la comunidad que celebra la Eucaristía está llamada al amor mutuo. Reflexionamos sobre la propia pregunta de Jesús después de lavar los pies de sus discípulos: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?”

La Misa del Jueves Santo concluye con una procesión solemne, encabezada por el sacerdote celebrante que lleva el copón con las hostias consagradas al altar de reposo, donde permanecerá para la adoración solemne hasta más tarde esa noche.

VIERNES DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (VIERNES SANTO)
En este solemne día de ayuno y oración, la Iglesia se reúne para honrar la muerte de Cristo en la esperanza de la resurrección. En este día comenzamos el ayuno Pascual, el más antiguo de los ayunos Cristianos. Ayunamos para poder llegar a la celebración de la Vigilia Pascual hambrientos física y espiritualmente, anhelando ser colmados del banquete de cosas buenas que Cristo ha preparado. El Viernes Santo no hay Misa. El servicio comienza con la entrada del sacerdote y el diácono en silencio, y termina de la misma manera. Esto nos recuerda que hoy es la continuación de una larga liturgia del Triduo que comenzó el Jueves Santo y concluirá en la Vigilia Pascual. Después de las Intercesiones Solemnes, pasamos a la Adoración de la Santa Cruz y luego a la Comunión.

VIGILIA DE PASCUA
La Vigilia de esta noche se describe explícitamente como “la más grande y noble de todas las solemnidades”. Comienza con el servicio de la luz, reuniéndose alrededor de un fuego ardiente en el exterior que se utiliza para encender el Cirio Pascual. Mientras bendecimos el fuego, oramos para que nuestros corazones, nosotros mismos, nos encendamos con la gloria de Dios en la oscuridad que nos rodea. En la Iglesia, la liturgia comienza con el Exsultet, el Pregón Pascual. Este es el cántico de alabanza que la Iglesia ofrece a Cristo en la noche de su resurrección. Este gran poema, una rapsodia en el mejor sentido de la palabra, nos insta a regocijarnos con toda la creación por la Resurrección de Cristo de entre los muertos. Después de las lecturas, pasamos a la Liturgia Bautismal, donde bautizaremos y confirmaremos a nuestros hermanos y hermanas que se unirán a la Iglesia Católica. El resto de nosotros renovaremos juntos nuestras promesas bautismales, seguida de la aspersión con el agua bautismal recién bendecida. Esta Misa concluye la Semana Santa. La bendición al final de esta Misa pide por aquellos que se han reunido para celebrar la Pascua sean defendidos del pecado, reciban el don de la inmortalidad y vayan un día a celebrar en la liturgia del cielo. ¡Es mi sincera esperanza que ustedes puedan unirse a nosotros en la celebración de esta semana, la más santa, y las más grande de nuestra Iglesia!

Padre Sam Nasada, OFM

*Algunos materiales utilizados en esta reflexión fueron tomados de la “Guía para Celebrar la Semana Santa y el Triduo” por
Corinna Laughlin, et.al.

(En Inglés)

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