Reflexión Pastoral 12-01-2024

Alguien que está enamorado sabe que la persona amada siempre estará en sus pensamientos, sueños, fantasías y conversaciones. Creer en Cristo significa enamorarse de Él. Jesús no nos abandona. En el año del Ciclo “C” que estamos iniciando este fin de semana con el primer Domingo de Adviento, el cual es el primer domingo del Año Litúrgico 2025, el evangelista Lucas destaca la ternura de Jesús hacia los últimos, los marginados, los excluidos y los pecadores.

Como he dicho, este domingo es el primer domingo del tiempo de Adviento. La palabra Adviento se refería a la visita de un rey a una ciudad o al día de la coronación del rey. Los Cristianos adoptaron esta práctica para indicar el período de preparación para la visita de Dios que se manifestó en Jesús.

Quizá algunas hayan tenido la experiencia de esperar una visita de un amigo o familiar y estuvimos esperando su llegada en la estación o terminal de autobuses equivocada o nos agarró tarde y se nos pasó la hora de la cita y no pudimos reunirnos con esa persona. Lo mismo sucede a veces con Dios. Ya ha venido muchas veces en la historia de la humanidad. Él mismo nos mostró el “lugar” donde se puede encontrar, pero quizás no lo hemos entendido bien porque terminamos esperándolo donde no llega. El Adviento es un tiempo que nos ayuda a prepararnos bien para recibir al Señor en nuestras vidas. Y no esperarlo en “lugares” donde no llegará.

El Evangelio de hoy nos da algunas expresiones dramáticas de algo que ocurriría. Fácilmente podríamos confundirlo con algunas predicciones que Jesús está dando de antemano sobre lo que sucederá en el fin del mundo. Pero ese no es el sentido del texto. Las imágenes apocalípticas utilizadas por Jesús no se refieren a explosiones de estrellas, a colisiones catastróficas de planetas. El mensaje es simbólico y habla de lo que está sucediendo hoy. Se vuelve imposible vivir en nuestro mundo. La gente comete abusos e injusticias, reina el odio, hay violencia, guerra, condiciones inhumanas. La naturaleza misma es destruida por la explotación de los recursos.

Jesús no tiene la intención de provocar miedo, sino de conseguir todo lo contrario. Él quiere liberarnos del miedo, inspirar alegría e infundir esperanza. El Evangelio de hoy invita a todos a “levantar la cabeza.” No hay caos del que Dios no pueda obtener un mundo nuevo y maravilloso.

¿Cómo permanecer despierto, alerta y listo para aprovechar el momento y el lugar donde está el Señor? Es muy fácil confundirse, engañarse, y esperarlo donde no está; es decir, en nuestros malos hábitos, en nuestro apego a los bienes y posiciones de este mundo.

Solo hay una manera de permanecer vigilante: orar. Jesús mismo nos ha dicho que la oración tendrá dos efectos: nos dará la fuerza para ver todos los acontecimientos de la vida con los ojos de Dios y hará que no nos atrape el miedo. La oración nos preparará para acogerlo e ir con Él hasta donde Él quiera llevarnos.

Feliz tiempo de Adviento. No lo desaprovechemos. Y antes de enfocarnos en decoraciones y compras navideñas, ojalá ya tengas en tu casa el más importante signo y decoración para el Adviento, la corona de Adviento. Para que en familia o solos si fuse el caso, puedan orar cada semana e irnos preparando para la hermosa celebración de la Navidad, del misterio de la Encarnación.

¡Que el Señor siempre les de Su paz!

Padre Lalo Jara, OFM

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