¿Por qué se apareció María en el Cerro del Tepeyac? ¿Son ciertas estas Apariciones?
Existen muchos estudios sobre la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y algunas de esas investigaciones se acercan objetivamente a la “verdad” pero otras especulaciones nos llevan a una realidad fáctica. El contexto histórico es muy preciso porque el pueblo azteca es el blanco perfecto para hablar del importante papel de la mujer entre las tribus indígenas. Antes del año de 1531 los aztecas tenían una diosa femenina llamada Tonantzin que en lengua náhuatl significa “madre venerable”. ¿Qué significa? Efectivamente el rol de madre era tan importante y la madre tenía prioridad sobre el padre. Creo que es por eso que la evangelización entre los indígenas se hizo fácil con la presencia de “Nuestra Señora de Guadalupe en el Tepeyac” en el Imperio Azteca.
Veo una conexión enorme e importante entre la cultura azteca y la imagen de “Nuestra Señora de Guadalupe en el Tepeyac”. Los misioneros no comprendían el conocimiento que tenían los aztecas de sus deidades, es por eso que los rechazaron como idólatras. Sin embargo, la imagen de Santa María de Guadalupe incluye a sus dioses principales como el Sol y la Luna. Esta imagen sagrada aparece trayendo al Dios de dioses. Ella viene en una danza festiva al encuentro de sus hijos que sufren el yugo de la esclavitud y corona ese mundo cósmico dando a luz a Jesús.
Este acontecimiento factual es el hecho más milagroso de fe y conversión, porque la ciudad profana y cósmica de Tenochtitlan es ahora la morada sagrada de “la madre misericordiosa.” Varias veces los Evangelios nos presentan profundos sentimientos de admiración, incluso de asombro, de las multitudes por las obras de Jesús. Tal asombro es una puerta de entrada a la conversión si las personas tienen la capacidad de asombro y es una excelente actitud para situarse y ser tocados por el poder de la gracia divina.
Los acontecimientos que hemos escuchado sobre las apariciones de María en el Cerro del Tepeyac tienen matices asombrosos; no de ostentación sino de esplendor. Algo así como lo que ocurrió el día que Moisés vio la “zarza ardiente” (Éxodo 3). Ésta atrajo su atención, lo maravilló y de tal asombro se inició un diálogo, una alianza, un camino, una liberación. El Dios de las maravillas es un Dios magnífico, un Dios maravilloso que atrae, e incluso supera nuestra atención como una forma de indicarnos que también Él puede elevar nuestras vidas.
Cristianos no Católicos, aunque incluso algunos Católicos, se quejan, critican y dudan del origen celestial de las apariciones a San Juan Diego, y por lo tanto dudan de la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, pensando que tienen un argumento irrefutable contra lo que la historia dice sobre las apariciones. ¡Algunas personas dicen que “tales supuestas apariciones fueron una invención de los conquistadores españoles! En este punto no es una cuestión de si esas
apariciones realmente sucedieron o no. Si fuese el caso de que la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe fue pintada por manos humanas, significa que quien la pintó era altamente educado, teológicamente hablando, y también estaba muy familiarizado con el contexto sociopolítico-religioso en ese preciso período de tiempo. Por ejemplo, tome la tarea de estudiar todos los significados ocultos2 que tiene la imagen: colores, figuras, posturas, imágenes en las pupilas de sus ojos, la flor de cuatro pétalos en el vientre de nuestra Señora, etc. todos los cuales están relacionados con el contexto de las personas en ese tiempo.
Hay otra pregunta: ¿No es cierto que Dios nos habla de muchas formas? ¿Vamos a negar que Dios habla a través de las personas de maneras muy misteriosas y eficaces? Entonces, si es el caso que Guadalupe fue pintada por manos humanas, yo digo que Dios habla a través del artista que fue verdaderamente inspirado por el mismo Espíritu Santo, mismo que visitó a María para anunciarle el milagro de la Encarnación. ¿No es cierto que Dios también nos habla a través de la Sagrada Escritura y de esos diferentes autores que también fueron inspirados por Dios? Es exactamente lo mismo con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Es la razón por la que el evento Guadalupano se llama “el Evangelio de Guadalupe” (buena nueva) porque Ella nos dio a su Hijo Amado para traernos salvación, liberación, justicia especialmente a aquellos que no fueron tratados con dignidad y respeto.
Sea que las apariciones hayan sucedido o no, el segundo gran milagro es que la Imagen de Nuestra Señora conmueve corazones, mueve a una Nación entera, reúne multitudes de diferentes puntos del planeta para experimentar Su Amor; miles y miles de indígenas fueron bautizados y convertidos al Cristianismo. Nuestra Señora de Guadalupe también inspiró y conmovió a Papas como le sucedió a San Juan Pablo II. ¿Qué otro tipo de milagros necesitamos ver para creer en el origen celestial de Guadalupe en el Tepeyac?
En diciembre de 1531 (hace 493 años, hoy) “el Verbo se hizo carne” (Jn. 1, 14) una vez más y nació, no en Belén sino en el humilde cerro del Tepeyac, donde el Verbo se hizo carne en una nueva cultura. Por tanto, el Evangelio fue inculturado porque Jesús y por extensión su Iglesia, se encarnaron en una cultura diferente. Además, el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe es una escuela de evangelización, un lugar para admirar, un motivo de acción de gracias y de celebración. Es también una manera de aprender a proclamar, profesar y anunciar el misterio de Cristo, que es “el gran Dios de la Verdad que nos da la vida” como dijo María a Juan Diego. Como miembros del mismo Continente de las Américas, debemos proclamar con gozo de corazón: “¡Bendita seas, Santa Virgen María, digna de toda alabanza especialmente porque eres el honor más alto de nuestra raza!”
Padre More Torres, OFM
De Nuestro Vicario