Querida Familia Parroquial,

“¡Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!” (Lucas 2:14).

La Navidad nos brinda una oportunidad única cada año para que todos nos volvamos a centrar. No sólo se nos recuerda el imponente y cambiante mundo en que vivimos, sino también a un Dios que ha venido a impactar nuestra vida con el regalo de su presencia que es el mismo, Jesús. Pero también nos recuerda que Jesús ha venido a traer la paz entre Dios y el hombre. Por eso los ángeles cantaron triunfantemente: “¡Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!”

A medida que se acerca un año nuevo, queremos como Cristianos y comunidad parroquial a retarnos a transformar este mundo en que vivimos. La gente está en gran necesidad, y más que nunca, tenemos que transmitir vida. Necesitamos ser personas de oración, fe, rectitud y compasión. Necesitamos amarnos unos a otros y amar a Dios por encima de todo.

Este 2025 es una oportunidad más para comprometernos a vivir más plenamente por Jesucristo y embarcarnos en un caminar juntos como Hermanos y hermanas, de diferentes culturas, lenguajes, genero, edad, estatus social, color, raza, pero unidos en una misma fe y un mismo corazón; como peregrinos de Esperanza que al unirnos a la Iglesia Universal celebramos un Año Jubilar.

Qué año tan emocionante ha sido el 2024 para nuestra comunidad de fe! Un año en que con gozo y Esperanza empezamos a caminar con tres prioridades: Eucaristía, Interculturalidad, y Intergeneridad. Donde hemos visto la necesidad de crecer en nuestras relaciones y servicios entre nuestras comunidades culturales, entre los jóvenes y ancianos, entre hombres y mujeres, vinculados a la Eucaristía, misterio de amor que es e invita a la comunión. Les pido sus oraciones y su disposición a responder a este plan pastoral con generosidad, escuchando la voz de Jesús y siguiendo sus pasos.

Servirle a Dios y a esta hermosa comunidad es un privilegio, y espero estar con ustedes y contar con ustedes por el tiempo que así Dios lo tenga previsto. Se han Ganado mi cariño. Su amabilidad, generosidad y hospitalidad de todos ha sido un gran estímulo. Por favor continúen haciendo lo mismo. Y por favor, oren siempre por mí, por el P. Joe y el P. More, para que podamos siempre servirles al modelo del Emmanuel, que siendo Dios se hizo pequeño para estar entre nosotros.

Que el Señor, los llene de las maravillas y gracias de María, la Madre de Dios, de la obediencia de José, de la alegría de los ángeles, de la disponibilidad de los pastores, de la determinación de los magos, y de la paz del Niño Jesús. Dios me los bendiga ahora y siempre.

Feliz Año Nuevo.

Padre Lalo Jara, OFM
Párroco