Reflexión Pastoral 26-2-23

¡Feliz primer domingo de Cuaresma! ¡La temporada de penitencia y sacrificio! ¿Qué tiene de feliz eso? Espero con ansias la Cuaresma porque para el tiempo de Pascua generalmente me siento renovado.

La primera y segunda lectura nos recuerdan que el pecado entró en el mundo por un hombre que cayó en tentación pero que por la obediencia de un nuevo Adán, Jesucristo, muchos serían hechos justos. Jesús es obediente a la voluntad del Padre hasta la muerte en la cruz.

En el Evangelio de hoy escuchamos acerca de la tentación de Jesús en el desierto. Quiero invitarlos a reflexionar sobre dos versículos de este pasaje. El primero, “Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo”. y el segundo, “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Jesús siguió al Espíritu al desierto porque se estaba preparando para lo que estaba por venir. Lo hermoso de todo esto es que el Espíritu está ahí, siempre presente y uno con Cristo, en el desierto, en su vida ministerial y hasta en la cruz. En la agonía de Jesús, grita: “Padre, ¿por qué me abandonaste?”. No es que esté cuestionando al Padre, sino que está rezando el salmo 22. Es por eso que Jesús pasó un tiempo en el desierto, para prepararse para ese momento, donde confiaría en la fuerza del Espíritu cuando más lo necesitaba. El pasaje de que el hombre no vive solamente de pan, sino de la palabra que sale de la boca de Dios, significa que verdaderamente dependemos de la misericordia de Dios. Cada respiro que tomamos, cada éxito que obtenemos e incluso cada prueba que debemos soportar es el resultado de la palabra viva de Dios. Se nos da la libertad de caminar solos o caminar en el Espíritu.

Al comenzar nuestra jornada de Cuaresma, oro para que todos invoquemos al Espíritu Santo para que sea nuestro guía, como lo fue para Jesús en el desierto. Sigamos adelante con esperanza, valentía y piedad sabiendo que no caminamos solos sino que el Espíritu nos precede. Que reconozcamos nuestra dependencia de la misericordia y la bondad de Dios para que podamos verdaderamente someternos a una conversión en Cristo; que la cruz que recibimos el Miércoles de Ceniza se grabe en nuestros corazones para recordarnos a quién pertenecemos y a quién volveremos.

Entonces, los dejo para que reflexionen en un versículo más, “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Adónde podré huir de tu presencia? – Salmo 139.

¡Feliz Primer Domingo de Cuaresma, que el Espíritu esté con ustedes!

Paz, Sandra Domínguez
De Nuestra Directora de Educacion Religiosa

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