DE NUESTRO PÁRROCO
Parece que acabamos de celebrar la Navidad y ahora estamos celebrando la Epifanía. Algunas personas me han dicho que cuando uno siente que el tiempo vuela, es señal de que nos estamos haciendo viejos.
La Navidad nos ofrece dos de las mejores lecturas, probablemente, que hay en todo el Nuevo Testamento. La primera es la historia de San Lucas del nacimiento del Mesías, y todos lo sabemos porque todos venimos y rodeamos el pesebre cada año y vemos qué escena tan maravillosa es. El segundo evangelio es el que escuchamos este fin de semana. Es el evangelio de la Epifanía, los tres reyes magos que vienen a Belén y traen consigo sus regalos y rinden homenaje al niño Jesús.
Con esta celebración entendemos que hoy, todos los gentiles del mundo entienden que Jesús vino, no solo para el pueblo de Israel, sino para la gente de todas partes. Iba a ser el Mesías, no solo para un pequeño grupo de personas que se aferraron a la esperanza del Mesías durante siglos y siglos, sino que había venido para todos nosotros.
La Epifanía es, con razón para nosotros que somos gentiles, quizás el día más feliz, porque tenemos la oportunidad de regocijarnos en el hecho, no solo de que el Salvador, el niño, ha nacido, sino especialmente porque realmente nos ha nacido. Epifanía significa manifestación. Es una palabra griega y literalmente significa descorrer el velo. Y cada vez que escuchen epifanías en el Evangelio, significa que Dios está descorriendo el velo que cubre un gran misterio y todos nosotros nos asomamos a este misterio, capaces de comprender mucho más quién es Dios y quiénes somos nosotros.
¿Y qué vieron estos tres reyes o estos tres magos? Lo que vieron fue, como dice Mateo, vieron al niño con María, su madre, y se arrodillaron y lo adoraron. Entonces de sus tesoros, le ofrecieron oro, señal y símbolo de realeza; y el incienso, signo y símbolo de la presencia de Dios mismo, visto en el humo perfumado de la oración que sube al cielo; y el regalo final fue el aceite perfumado que se usaría para su entierro, y esto por supuesto fue la señal de su sacrificio, que ofrecería su vida en sufrimiento y gran dolor por la redención del mundo entero.
Lo principal a recordar hoy es que para los cristianos es muy fácil entender cuándo se levantó el velo y qué vieron los Magos y qué les sucedió, porque también nosotros estamos en un largo camino y damos por sentado que la señal y símbolo de nuestra relación con Jesús y nuestra relación con Dios, la señal y el símbolo es que estamos en un camino juntos.
Somos una iglesia peregrina. Vamos tras la señal, hemos sido llamados a seguir una estrella, y nuestra estrella es la fe que nos ha sido dada en el bautismo. Nosotros también venimos a adorarlo, a Cristo nuestro Señor, y nos postramos de rodillas.
Debemos recordar que la venida de Jesús no es algo único en la historia. Él viene cada mañana para llamarnos a continuar nuestro camino con Él, siguiendo a donde Él, nuestra estrella, nos lleva, por su fe y nuestra fe, yendo a donde Él nos lleva, dentro y fuera de los caminos de nuestra vida, pero en última instancia. llevándonos a salvo a casa.
Paz y bien ~ ~ Padre Óscar.
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