Pensamiento Franciscano del Consejo Pastoral
Allí, en el suelo, había una sencilla losa de piedra con una cruz solitaria. Era suave y fresca al tacto y yacía frente a la entrada de la tumba; era la Piedra de la Unción. La tumba en sí tenía una antesala y una segunda habitación con una losa rota: el Santo Sepulcro.
Desde la entrada de la tumba, miré hacia arriba y vi al extremo de la iglesia una escultura relieve del Calvario con Jesús crucificado entre dos ladrones.
He anhelado visitar Tierra Santa para ver los santuarios sagrados donde nuestro Señor vivió, predicó y soportó Su pasión y resurrección. Sin embargo, con los acontecimientos de nuestro tiempo, no fue así. ¡Bienaventurados los que han podido viajar a Tierra Santa!
Pero aquí, en la capital de nuestra nación, se encuentra el Monasterio Franciscano de Tierra Santa en América, que celebra su 125º aniversario. En él se encuentran réplicas de muchos de los santuarios de Tierra Santa, incluida la Gruta de Getsemaní, el Calvario, la Piedra de la Unción, el Santo Sepulcro, entre muchos otros hermosos santuarios y capillas.
Durante 800 años, los Franciscanos de Tierra Santa han cuidado a la gente de Tierra Santa y han preservado los lugares santos. En 1898, el Padre Godfrey Schilling, OFM, completó su visión de extender el trabajo de los Franciscanos a los Estados Unidos. Reprodujo los santuarios sagrados del Monasterio para fomentar las peregrinaciones y permitir que aquellos que no podían hacer ese viaje vieran y experimentaran los santuarios.
Esta Cuaresma, no se conformen con escuchar los relatos de la Pasión de Cristo. Busque caminar con nuestro Señor a través de Su sufrimiento. Añade tu oración a la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní, ofrece tu ayuno para que se una al sufrimiento de Jesús en el camino a la cruz, y da limosna a los necesitados tal como el Hijo de Dios enseñó, predicó, sanó, alimentó. …y salvó a los que creen en Él.
Que esta Cuaresma los lleve a la comunión con la vida y Pasión de nuestro Señor Jesucristo.