Este lunes pasado, comenzamos nuestro nuevo programa llamado Formando Discípulos Misioneros. Es nuestra respuesta a su petición de crecer como discípulos activos de Cristo. Aunque el número es menor de lo esperado, es esperanzador ver que hay feligreses que quieren crecer en su fe. Como escuchamos en la primera lectura de hoy, Dios está dispuesto a respetar nuestras decisiones, pero al mismo tiempo nos dice que sigamos confiando en Él, para que podamos tener la vida eterna.
En el evangelio de hoy, san Mateo continúa el Sermón de la Montaña con una instrucción en tres partes de Jesús sobre el Camino de la Vida en el reino de los cielos. La lectura de hoy es la primera parte y trata de la Ley. La segunda parte trata sobre el culto y la práctica religiosa y contiene el Padrenuestro. La tercera parte trata sobre la confianza en Dios y las obras de servicio amoroso a nuestro prójimo.
Cuando san Mateo habla de “la Ley y los profetas” se refiere a toda la Escritura. Cuando el Mesías traiga la plenitud del reino, ninguna de las Escrituras será eliminada. En cambio, se cumplirá. El Jesús de san Mateo no anula la Ley de Moisés, ni libera a sus seguidores de la Ley. Él requiere que sus seguidores vayan más allá de la Ley haciendo más de lo que la Ley requiere.
La Ley condenaba el asesinato. Jesús condena la ira. La Ley condenaba el adulterio. Jesús condena incluso las miradas lujuriosas. Como cristianos judíos que siempre han sido fieles a la Ley, la comunidad de san Mateo necesita una forma de comprender la diferencia que Jesús y el reino que trae han hecho. Afirmaron que Dios siempre había estado obrando en la historia a través de “la Ley y los profetas”. Pero la obra de Dios va más allá para encarnarse en el Mesías que revela la voluntad definitiva de Dios.
Las Escrituras y su interpretación en la tradición son superadas por Jesús, cuya vida y enseñanza son la revelación definitiva de la voluntad de Dios. ¿Es difícil seguir la ley del Señor? Si y no. Podemos empezar por hacer un propósito de crecer en el amor que enseña Jesús, pongámoslo en práctica. Necesitamos la ayuda de Dios todo el tiempo, oremos más a menudo y pidámosle que tome nuestros corazones bajo su protección y los fortalezca para crecer en su amor auténtico.
Paz y bien.
Padre Óscar Mendez, OFM