LA SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

El primer nombre de esta solemnidad fue la Fiesta de María, Madre de Dios. Más tarde, su nombre en el Oriente se trasladó, la Dormición (o el Dormir) de María. En el Occidente, se conoció como la Asunción de la Santísima Virgen María.

Esta solemnidad celebra el hecho de que la Asunción de María es “una promesa de la participación futura de los miembros del Cuerpo místico de Cristo en la gloria pascual del Cristo resucitado”. Muestra que el Señor “reserva una generosa recompensa para su humilde Sierva por su fiel cooperación con el designio divino, que es un destino de plenitud, felicidad, glorificación de su alma inmaculada, de su cuerpo virginal, perfecta configuración a su Hijo Resucitado”. (Directorio, no. 180). La Misa tiene una vigilia adecuada, y la solemnidad reemplaza la Misa del día cuando tiene lugar en un Domingo del Tiempo Ordinario.

¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO? El 1 de noviembre de 1950, el Papa Pío XII declaró la Asunción de la Santísima Virgen María, que la Iglesia celebra todos los años el 15 de agosto. En pocas palabras, el dogma de la Asunción establece que al final de su vida, la Santísima Virgen María fue llevada, en cuerpo y alma, al cielo.

Si bien este evento no se refleja en la Sagrada Escritura, es claramente parte de la observancia más temprana de la Iglesia. En el siglo VI, San Juan Damasceno escribió en uno de sus sermones: “Tu alma sagrada y feliz, como la naturaleza la tendrá, fue separada en la muerte de tu cuerpo más bendito e inmaculado, y aunque el cuerpo fue debidamente enterrado, no permaneció en estado de muerte, ni se disolvió por descomposición; tu cuerpo más puro y sin pecado no fue dejado en la tierra, sino que fuiste transferida a tu trono celestial ”.

Teológicamente hablando, a menudo se entiende que la muerte es una consecuencia del pecado original. Ya que María fue concebida sin el pecado original, algunos teólogos se han preguntado si María murió o si quizás fue llevada al Cielo sin experimentar la muerte. El Catecismo de la Iglesia Católica no responde a esta pregunta, sino que simplemente dice: “La Santísima Virgen María, cuando se completó el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo” (n. 974).

La Solemnidad de la Asunción nos recuerda el papel único que desempeñó María en el proceso de nuestra salvación. Aunque ella no tenía pecado, tenemos la posibilidad de recibir el perdón de Dios por nuestros pecados a través de Cristo. Su entrada al cielo prefigura nuestra propia esperanza de experimentar la misma vida eterna.

Ordinariamente, la celebración de la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María es un día sagrado de obligación para los Católicos, pero cuando cae en sábado o lunes, se elimina esa obligación de asistir a Misa.

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