El Evangelio de Mateo parece apropiado para la época en la que vivimos. Es una época desafiante para los Cristianos. Nuestra fe y nuestros valores están siendo cuestionados por todos lados, pero al final, debemos permanecer firmes en Jesús. Cuando los fariseos fueron a conspirar contra Jesús y luego le preguntaron sobre los impuestos para César, no esperaban que él les volteara la pregunta. Finalmente, responde, “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
Hace un par de noches estaba teniendo una conversación nocturna con mi hermana y estábamos hablando de algunos de los temas controvertidos en la Iglesia y la sociedad hoy en día. Lloró y dijo que sentía un gran dolor y tristeza cada vez que pensaba en cuántas personas continúan cada día indiferentes a Cristo y su sacrificio por todos los pecadores. Esta conversación fue bastante profunda, pero no entraré en todos los detalles. Al final, el pensamiento que me vino a la mente fue algo que escuché al Padre George Pérez, CJM, de St. James decir hace un par de semanas durante el día de retiro de nuestro personal: “¿Qué tan pequeño es tu Dios? “ ¿Cuántos de ustedes describirían a Dios como pequeño? Creo que ninguno de nosotros lo haría. Lo qué el Padre George preguntaba era: ¿Es Dios más grande que cualquier cosa que te esté quitando la paz? ¡De hecho, lo es! Dios es asombroso, grande y superior de lo que podemos comprender; el alfa y la omega, principio y fin.
Vivimos en este mundo. Esa es nuestra realidad y porque es nuestra realidad tenemos que navegar por la vida encontrando nuestro lugar, pero también debemos encontrar nuestra voz, la que debe proclamar la Buena Nueva a este mundo. Estamos en el mundo pero no somos del mundo. Deberíamos ser una luz en la oscuridad.
¿Cuáles son esas preocupaciones que atormentan tu corazón? ¿Esos temas que te incomodan? ¿Esos asuntos sin resolver que te mantienen despierto por la noche?
Manéjelos como debe hacerlo un seguidor responsable de Cristo, pague sus deudas y resuelva sus problemas. Considere siempre el bien de los demás y confíe en que, independientemente del resultado, Dios sigue siendo Dios y nada ni nadie puede superarlo.
El salmo de este domingo dice: “Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho los cielos”.
Dale a Dios lo que se merece, tus preocupaciones y miedos, esperanzas y sueños, tu alabanza y gloria, tu TODO, y entonces no le deberás nada a nadie.
—Sandra Domínguez
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